jueves, septiembre 27, 2007

Objetos del silencio/Eugenia Prado/Editorial Cuarto Propio




Qué me haces que siento que me muero…a mis nueve, tú tenías once, eras de los hermanos el mayor.
Qué me haces que siento que me muero, que me agoto y ya no puedo levantarme y la luz de la mañana me encandila y me pone tan triste. Qué me haces, cuando éramos tan niños. Por qué me duele ahora la idea que me sitúa como presa única de tus movimientos feroces. Por qué me besas. Me besas tanto. Por qué lo haces con tanta insistencia. Por qué me tocas. Me chupas tanto, que casi me gusta cuando lo haces y la costumbre a tus hábitos me obliga a soñarte. Te sueño en pesadillas con los ojos brillantes, repasando cada movimiento que me vulgariza de tu hostilidad. (fragmento)
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La escritura de Eugenia Prado habla desde la imposibilidad de la palabra. La palabra cercada, todos estos secretos de infancia son una historia apenas revelada por la confesión, la letra, el epistolario familiar, por el desborde de la escritura. En contraposición a ese no decir, aparece esta revelación que nombra estos "pequeños cuerpos habitados por una lengua", que se atreve a nombrar desde la multiplicidad de voces y sujetos que entrecruzan e intervienen el discurso de lo silenciado. Aquí aparece la denuncia y el arrojo de trazar esas declaraciones sobre los márgenes de la palabra y por sobre la clausura de estas bocas, rescatadas por la autora desde su propio registro y que operan como marca, como una cicatriz permanente del recuerdo, articulando un testimonio desde el amor y desde el miedo. Los "aterradores objetos" de esta novela están inscritos desde el reclamo del cuerpo amordazado por la histeria del deseo. "¿Qué haces que siento que me muero?" de ese amor (terrible) que debe habituarse al encierro. Los primeros deseos que crecen en ausencia de las madres, en ausencia de la autoridad que castiga. En este libro, todos son víctimas y cómplices, todos están instalados como resistencia contra el horror de volver a enmudecer. La novelística arriesgada de Eugenia Prado desafía todas las formas de género al plasmarse en fragmentos de poesía, documentos, bibliografía, discursos; exigiéndonos una lectura desde esa deconstrucción, para poder dimensionar la significancia radical y la inscripción estética de esta propuesta.
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Diego Ramírez, poeta

jueves, septiembre 20, 2007

Vacío



Ahí estaba.
Sentado en el café de la esquina,
a cara descubierta
como si nada le importara
- en esa nada que en ocasiones incluye - .

Y cuando todo parecía haberse marchado
hasta el desastroso amor,
caudalosamente,
así como algunas veces el mar se recoge,
se retiró en silencio.


Ella quedó frente a dos tazas vacías
como los ojos que partieron
esperando ver llegar la marejada.

lunes, septiembre 10, 2007

Pre-sentimiento

Amiga mía, se desató la tormenta, pero hay un paraguas en mi closet y un impermeable con capucha, que desde hoy son tuyos.



Ya no me hables,
le dijo
canalla-mente,
tiempo después que ella
le cedió palabras y silencios
que él nunca tuvo.
Yo lo había presentido
así como se presienten
las lluvias en invierno
con el agua arrastrando
las hojas secas,
la tierra,
la siembra,
y a veces, hasta el amor.

sábado, septiembre 08, 2007

miércoles, septiembre 05, 2007

Dos



La silla, la pantalla, el teclado;
Van Gogh, Borges, y Piazzolla.
Tú, yo
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extremos, íntimos, impetuosos,
al portento de la piel evangelizada,
al escorzo de la palabra viva.

Sembrados, atónitos, insolentes,
por los besos de la ecuación,
por la ecuación de los besos,
uno tras otro,
otro tras uno,
bordeando la puerta
que, lentamente, suelta sus bisagras
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como tus manos
el broche en mi espalda.

lunes, septiembre 03, 2007

Bracea/Malú Urriola



No sé si caen lágrimas del cielo o llueve.
No sé si llueve o caen miles de lágrimas del cielo.
La vida llora cuando ella llora. Eso sí lo sé.
No sé si la ventana da a una noche real,
o sueño una noche que se proyecta desde el fondo
de este cuerpo malformado.

Soy un sueño aberrante.
Y por cargar este deforme destino he aprendido a desprenderme de las gentes
como se desprenden las plumas de los pájaros, las palabras de
las palabras y las hojas del viento.

Malú Urriola/Lom Ediciones


Malú, que las palabras no sean amputadas.
Un abrazo y todo este espacio para ti.