lunes, diciembre 04, 2006

Sangrando de la herida

Esto no es un poema, porque hoy no puedo escribir poemas... tengo el cuerpo cansado, el de adentro y el de afuera.
La sangre me brota y no hay nadie que pueda lamer mi herida.

Segundo

Te necesito, le dije
sin pronunciarlo
y no recuerdo
si me tocó con sus ojos
de agua
para devolverme
lo que era mío.
No sé qué espero
después de unas gotas de piel
y de su barba trémulamente
creciendo,
quizás sólo un medio beso
en desconcierto
que cauterice mi yugular.

Agua en el agua.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hoy me llamó un amigo alrededor de las dos de la tarde, para decirme que te había visto en el centro de talca y para contarme que estás espectacular, espectacularmente hermosa. Me puse celoso, muy celoso, porque me describió cada detalle tuyo: algo de un vestido verde calipso, tu cabello ondulado y que parecía que estás hasta más alta...y yo tan lejos, bueno no tanto, pero lejos al fin.

Anónimo dijo...

Bello poema.

Anónimo dijo...

Coincido con lo bien logrado del poema, desgarrador y provocador.

Anónimo dijo...

Solo un beso,
quizas no podria
desde tan lejos.
Pero si mil,
en este mundo
o en el otro,
galopando en un
caballo de metal
o atracando mi barco a puerto.

Ana María Vilchez dijo...

Navegante, nuevamente me desconciertas con tu poesía y gracias porque sé que tiene que ver conmigo.