
Vislumbré
que nadie te estremecería
la tiroides como yo.
Al extremo de secretar
des-inhibiciones
si te invado de yodo
..
..
..
ciertas veces,
en que lamo la mixtura de tu cuello.
Cuando la nieve
nos cae
tiembla tu corbata
en perfecta litografía
con tu abdomen
y
se desbaratan yertas mis manos,
blancamente
.
.
.
a la seda de tus copos azules.